En Argentina, esa agenda presenta sus propias particularidades: el 35,4% de las personas se encuentran dentro de la pobreza, lo que significa que casi 16 millones de ciudadanos no tienen ingresos suficientes para cubrir los servicios básicos. Al finalizar el primer semestre de 2019, un 7,7% de las personas no llegaba a cubrir sus necesidades alimentarias; es decir, eran indigentes.
Este contexto demanda medidas urgentes que deberán fundarse en el consenso de los actores del mundo del trabajo para constituir un nuevo pacto social. La pobreza es un problema grave y persistente que involucra cuestiones de salud, empleo, informalidad, género, educación y migraciones. Un fenómeno que no puede ser resuelto a través de medidas aisladas sino que debe abordarse desde una perspectiva multidimensional, con la creación de trabajo decente como motor excluyente para salir de esa condición.
La creación de empleo genuino sólo será posible en un contexto propicio al desarrollo integral y en función de un ecosistema económico que promueva la inversión productiva. Por ello, resultan condiciones fundantes los marcos normativos coherentes y las políticas públicas que incentiven una transición progresiva hacia la formalidad. Cada una de las herramientas que puedan desplegarse en este sentido serán garantes del trabajo decente y la sustentabilidad de los sistemas de seguridad social para bridar soluciones superadoras al problema de la pobreza. En este link, el texto publicado por OIE sobre el tema.