"No hay visión estratégica de país más allá de la próxima elección"

El director del Centro de Estudios de la UIA, analiza las causas que impidieron un crecimiento de la industria bajo el mandato de Macri.

21/11/2018

Economista de profesión e investigador sobre cuestiones vinculadas al fútbol por vocación, Pablo Dragún es desde hace tres años Director del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (CEU-UIA). A su regreso de su participación en el consejo de Administración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), accedió a conversar con La Política Online acerca de la actual coyuntura que atraviesa la industria manufacturera.

Esta semana la UIA informó que en septiembre la actividad industrial había caído 3,8% respecto de agosto y 7,7% en relación a septiembre del año pasado, mes en el que no se había conseguido recuperar la caída acumulada de 2016. ¿Cómo se explica un desempeño tan pobre?

Por empezar, agosto fue un poco mejor. Y en septiembre prácticamente fue solo acero el rubro que creció (2,8%) cuando antes venía creciendo más cerca del 9% interanual. Brasil está todavía en veremos. En el resto de los sectores se ve una caída generalizada, al punto que al Indec le dio incluso peor que a nosotros la medición de actividad industrial. Es muy comprensible lo de septiembre porque se dio justo después del fuerte salto del tipo de cambio de agosto y cualquier variación de esta magnitud impacta de lleno en la actividad: por el lado del mercado interno afectó fuertemente las ventas; nadie vende si no cubre sus costos de reposición y muchos bienes se quedaron sin un precio acorde al mercado; y por otro lado cayeron fuerte las importaciones (como un 20%), que es el primer efecto que genera un salto cambiario, un ajuste en la demanda de importaciones.

¿Y el Índice de Difusión les permite decir que esta situación no tiene repunte en el corto plazo?

En realidad ese índice lo que hace es tomar la mayor apertura de rubros y ver cuántos crecen y cuántos caen y los ponderamos a todos por igual. Lo que tenemos es que más o menos un 65% de los sectores están cayendo, pero los que están creciendo lo están haciendo sobre una base muy baja de comparación. No hay ningún sector que es esté en su récord de producción, no hay que caer en la trampa de los puntos de comparación.

Hicimos una apertura comercial en un momento en el que Brasil estaba en caída y con China presionando para ingresar al mercado local, esto dejó a muchos con serios problemas para poder vender en el mercado interno. Porque nadie va a vender a pérdida. Cuando los costos de un productor superan los precios de su competidor, no puede vender.

Estamos hablando de una coyuntura económica compleja bajo un gobierno que anunció que llegaba con un montón de medidas bajo el brazo que iban a favorecer la producción, promover las inversiones, facilitar el comercio exterior. ¿Por qué esas mejoras no se tradujeron en la industria? ¿Fueron medidas erróneas o correctas pero insuficientes o en una secuencia que no fue la ideal? 

Rescato lo que dijo de la secuencia, me parece que fue en parte una cuestión de la secuencia y también de las velocidades. Me parece que las diferentes velocidades con las que se tomaron unas y otras medidas ayudaron a este resultado negativo. Por ejemplo, la apertura comercial se hizo bastante rápidamente en una Argentina que tenía problemas de competitividad por costos elevados -que ya venían de antes- en materia de logística, de transporte y laborales no salariales con un sistema de ARTs complejo que la Ley de ART modificó. Y además tenía un problema de precios relativos en los servicios públicos y había que recomponer la rentabilidad de esos sectores. Quizás fue por el orden en el que se hicieron las cosas, tal vez porque se subestimaron algunos efectos como el del traslado a los precios de la unificación del tipo de cambio -este explícitamente se lo subestimó-.

Estamos hablando de Prat Gay asegurando que en la estructura de costos de producción los precios ya tenían incorporado un dólar a $15 y no iba a haber un efecto pass-through de levantar el cepo, ¿verdad?

Sí, y nosotros dijimos en su momento que eso iba a pasar. Y no fue un comentario a puertas cerradas. Y a esto se le sumó el impacto de la suba de tarifas que tiene un efecto inflacionario también. Se dieron cuenta luego y lo reconocieron, pero para nosotros eso era bastante evidente y terminó generando problemas de rentabilidad en numerosos sectores a los que se les complicó producir.

Si a eso también le sumamos una apertura comercial en un momento en el que Brasil todavía andaba mal, en caída -no es que ahora esté bien tampoco-, y con China presionando para ingresar al mercado local, esto dejó a muchos con serios problemas para poder vender en el mercado interno. Porque nadie va a vender a pérdida. Cuando los costos de un productor superan los precios de su competidor, no puede vender. Para estas aperturas tiene que haber un ajuste, una adaptación, y se hizo en buena medida, pero esos procesos llevan su tiempo y a veces no alcanza. Y en simultáneo tiene que haber políticas de desarrollo productivo que vayan acompañando en este proceso. No es un invento nuestro ni es nada nuevo. Es lo que hace todo el mundo. Y ahora más que nunca.

Nos escucharon y en muchos casos se tomaron algunas medidas positivas, sobre todo hablando con nuestro interlocutor natural que es el Ministerio de Producción, tanto durante la gestión de Cabrera como ahora con Sica. Lo que sucede es que a veces la macroeconomía nos condiciona mucho.

Mientras tanto la UIA y el Gobierno se sacaron varias fotos en mesas de diálogo y en cada una de ellas lo que se mencionaban eran advertencias bastante evidentes como lo del pass-through, el impacto inflacionario de las tarifas, el atraso cambiario... ¿Fue un diálogo de oídos sordos?

No, para nada. Creo que nos escucharon y en muchos casos se tomaron algunas medidas positivas, sobre todo hablando con nuestro interlocutor natural que es el Ministerio de Producción, tanto durante la gestión de Cabrera como ahora con Sica; además el staff es prácticamente el mismo -hubo pocas rotaciones- y se han hecho cosas positivas desde lo sectorial: la Ley Pyme de 2016 fue muy positiva y contribuimos con propuestas bastante concretas que fueron tomadas por el Ejecutivo y el Legislativo, la Ley de Autopartes y la Ley de Compre nacional y desarrollo de proveedores. Son tres grandes hitos para una política de producción industrial.Lo que sucede es que a veces la macroeconomía nos condiciona mucho. 

En 2016 y 2017 más que nada por el atraso tarifario y todas las tensiones con Energía, y en 2018 con la volatilidad internacional y la suba violenta de la tasa de interés. Y el problema fue que en el medio, no desde Producción sino más de arriba habían tomado la decisión de ir desarmando la tasa de interés de la Línea Productiva o de Inserción Financiera del Banco Central que destinaba una parte de los depósitos a créditos productivos. Ya de por sí Argentina tiene un ratio del 15% de créditos al sector privado sobre el PBI, lo cual es bajísimo. 

Es un nivel del África Subsahariana -sin desmerecer a los amigos del África Subsahariana-, un nivel que nos deja mal parados frente a nuestra región. Esta decisión de ir a tasas de mercado en el mismo momento en el que las tasas se fueron muy para arriba por cuestiones macroeconómicas también nos complicó. Ahora igual hay una línea al 45% cuando se espera una inflación -que hay que ver si se logra- del veintipico por ciento, da una tasa real muy alta. Ahora sé que se quiere relanzar un poco la Ley Pyme... lo que en verdad necesitamos es que se ejecuten más fondos y cierta previsibilidad para el empresario sepa que las reglas de juego no le van a cambiar a cada rato, lo cual es un problema muy nuestro y no solo de este gobierno.

¿Cómo los afectó que el Gobierno suspendiera la reducción de impuestos de la Reforma Tributaria?

Era una medida buena porque iba a generar un poco más de competitividad para la industria nacional, pero dieron marcha atrás y también lo hicieron con el Decreto 814 que daba beneficios para las empresas más alejadas de los centros de consumo. Esto trajo problemas. Uno entiende la marcha atrás por el objetivo del déficit comercial cero y el acuerdo con el Fondo Monetario, pero el problema es que a la larga es la competitividad de las pymes lo que hace crecer al PBI y que crezca incluso la capacidad de repago de la deuda.

¿Y qué horizonte de crecimiento y de incentivo a la inversión se ve desde el sector sabiendo que en materia de vencimientos de deuda y necesidades fiscales tanto 2020 y en especial 2021 y en adelante van a ser muy demandantes? ¿Este panorama macro les sugiere a los empresarios que en los próximos años va a seguir incrementándose la presión tributaria? ¿Cómo ven desde la economía real un escenario que desde las finanzas anticipan que hay una chance en tres de que Argentina defaultee en los próximos cinco años?

Hay sectores en los que sí se están haciendo inversiones, obviamente me refiero a los más vinculados con la energía, con Vaca Muerta o energías renovables, todos ellos más atados a algún tipo de contrato con el Estado.

Y Vaca Muerta con las posibilidades que genera que son espectaculares. Para nosotros, de hecho, no solo nos parece relevante porque nos va a dar energía barata que nos aporte competitividad. Fue lo que hizo Estados Unidos con la fuerte baja del precio gracias al desarrollo del shale gas, que fue el disparador del reshoring de empresas, además de la decisión política. Si lo hacemos bien, puede ser una excelente medida que se generalice y que no se la quede solamente el sector petrolero. El otro punto acá es desarrollar un clúster de súper alta tecnología alrededor y no que el sector se abastezca con importaciones, algo se está haciendo.

Con respecto a los otros sectores, la situación es más incierta y es compleja desde el lado del ajuste de la demanda. La mayoría de las industrias le venden al mercado interno y sin demanda no tienen a quién venderle, amén obviamente del estiramiento de la cadena de pagos, de las altas tasas de interés y de otras dificultades que tienen para mantenerse en el tiempo. Entiendo la coyuntura de maximizar la cuestión fiscal del Estado, pero creo que a veces deberíamos tener una visión estratégica y pensar en el largo plazo.

Llevémoslo al caso de una empresa, en especial, una grande. Las empresas no piensan solamente en el balance de este trimestre y de este año, desde luego que hay alguien atento a eso, pero también los dueños y los accionistas están mirando en el largo plazo y haciendo inversiones. Puede darles mal un balance, pero eso no implica que no estén invirtiendo, porque aunque caiga un poquito, si tiene espaldas, van haciendo inversiones en la industria 4.0, en tecnificarse, en fortalecer la cadena de valor. Lamentablemente me parece que le pasa también a este gobierno como a todos es que esta coyuntura de la política hace que nadie tenga esa visión estratégica de país más allá de la próxima elección.

Ir a la nota

Últimas noticias