Sensación térmica diversa para la industria

Por Tomás Canosa (*) y Gabriel Vienni (**)

26/03/2018

Argentina es el octavo país del mundo en extensión, y a la misma hora en distintos puntos del país puede haber 20 grados de temperatura de diferencia. ¿Recomendaríamos a un turista extranjero que arme su valija pensando que "hace en promedio 18 grados"? ¿Debería prepararse igual para ir a La Rioja que a Ushuaia? Esto es lo que sucede cuando se quiere estudiar la realidad industrial. La sensación térmica es diferente según el sector, la rama y el tamaño de empresa que se analice.

La actividad industrial acumuló entre fines de 2011 y de 2016 una contracción del 9%, y mostró caídas en cuatro de los cinco años. El sector retomó en 2017 la senda del crecimiento con un avance del 1%. Este año la producción fabril aumentará, según las estimaciones del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina, entre 2% y 3%. Si esto sucede, la industria habrá crecido por dos años seguidos por primera vez desde comienzos de la década.

La industria funcionó en 2017 a tres velocidades. La obra pública, la construcción privada y el agro traccionaron a aquellos sectores asociados, como acero (+12,1%), cemento (+11,4%), y maquinaria agrícola (+8%). Por otro lado, están aquellos que registraron niveles de producción mayores a los de 2016, pero que crecieron menos del 2%, como la actividad metalúrgica y la de caucho y plástico. Finalmente, están los sectores a los que les cuesta retomar el crecimiento. El textil acumula una caída del 14% en los últimos dos años y el de calzado del 20%. Las actividades que atraviesan las coyunturas más complejas son las más intensivas en trabajo y por eso actualmente en la industria hay 67 mil trabajadores menos que en agosto de 2015.

El futuro de la industria no está escrito. Todos los días 1,2 millones de trabajadores en 59 mil empresas industriales diseñan y definen el futuro de la producción. Que la industria crezca 3% en los próximos años depende de múltiples factores. En el plano internacional, de un escenario financiero complejo y cambiante, de la evolución de la economía brasileña, a dónde se exportan uno de cada tres dólares de manufacturas de origen industrial, y de cómo evolucione el comercio global.

A nivel local, los avances en términos de reducción de la presión tributaria, desburocratización y normalización del sector externo, constituyen una señal positiva. Sin embargo, los frutos de las reformas y obras de infraestructura se sentirán en unos años. La palabra clave es "transición". Cómo tender un puente al futuro cuando en Argentina hay un alto costo de financiamiento, una presión tributaria elevada, deficiencias en materia logística, y costos energéticos y de combustibles superiores a los de sus principales competidores.

Cerrar las fronteras no es una solución, pero durante la transición la conjunción de estos factores se traducirá en laberintos de difícil salida. Integrarse al mundo es imprescindible e inevitable, pero no debe ser un fin en sí mismo, sino un instrumento que sirva para ganar mercados, incorporar tecnología y mejorar la productividad.

Para llegar a buen puerto hay que potenciar la articulación con otros sectores como el agro y los servicios. La producción está crecientemente interconectada: desde la maquinaria agrícola y la producción de silo-bolsas, que son impulsadas por el agro, hasta los servicios de diseñadores que son contratados por la industria. El salto al desarrollo no puede darse aislando a los sectores protagonistas de las mesas de discusión.

Deberá contarse también con una política industrial que brinde incentivos fiscales a la inversión en todo el país, que fomente las compras públicas a proveedores locales y que habilite instrumentos financieros a bajo costo y largo plazo.

"Jugando en el equipo campeón, es más fácil parecer el mejor", decía Andrés Calamaro. En un país como Argentina no es sencillo competir contra naciones que establecen los estándares que se usarán en todo el mundo, y cuentan con más activos estratégicos, estructuras impositivas con mayores incentivos para la producción y mercados significativamente más grandes que el de Argentina. No alcanza con un único jugador sino que se necesitan de todos para conquistar este partido que se juega simultáneamente en múltiples planos y en dónde existen varias sensaciones térmicas.

(*)Jefe del Departamento PyMI y Desarrollo Regional de la UIA

(**)Director de Departamentos Técnicos de la UIA

Fuente: Ámbito

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